A la hora de encargarnos el proyecto se presentaron varios inconvenientes: para construir la casa entre medianeras contábamos con una mala orientación del solar (fachada principal al oeste) y una parcela estrecha y muy profunda, además de disponer de un presupuesto bastante limitado. El proceso del proyecto tendría que convertir los obstáculos en posibilidades. Así sacamos el máximo provecho de la situación, haciendo de los problemas virtudes.
Es entonces cuando surge la idea de una nueva casa patio. ¿Por que no crear una nueva fachada principal con la orientación correcta, es decir, al sur? Para ello nos separamos en toda la longitud del solar una de las medianeras y así nos ahorramos también el problema de tener que construir otro muro hacia los vecinos. Por otra parte, la fachada a la calle se vuelve casi opaca, bastante hostil a la vista de los vecinos...¿Pero para qué queremos ver al vecino de enfrente si podemos ver un bonito patio, en una situación mucho más privada, y ganar encima casi 7 m de fachada?
Otra decisión poco usual que surgió a raíz de las limitaciones económicas (de hecho solo agotamos el 30% de la edificabilidad posible) fue la solución estructural. Optamos por utilizar una estructura de hormigón, vista en su totalidad, incluyendo los forjados de bovedillas cerámicas. Ahorramos así en materiales de acabados interiores, a favor de una fachada de calidad que crea un ambiente de confort en el interior y unos espacios muy generosos.
La estructura resultante en T consiste en pantallas centrales de hormigón, como único apoyo de los forjados que llegan a las medianeras en voladizo. De este modo evitamos el posible conflicto con la estructura del vecino. El cerramiento con este se resuelve mediante paneles sándwich, con lo que reducimos el espesor, que se gana en el espacio interior.
En la fachada jugamos con planos de distinta transparencia, paños de carpintería de aluminio, partes de cerramiento de policarbonato y zonas ciegas recubiertas con las mismas losas cerámicas del suelo interior, dándole un toque de color y alegría al patio exterior.
Para resolver la distribución interior optamos por una solución poco habitual: en vez de ubicar las estancias comunes en la planta baja, donde hay poca luz, invertimos
el esquema y las elevamos a la primera planta, donde las condiciones son más apropiadas para un uso diurno. El acceso a estas estancias se resuelve mediante una rampa que nos lleva a una terraza, en planta primera, y de ese modo la entrada se produce confortablemente y a pie llano.
En la planta baja se ubican los dormitorios, elevados ligeramente respecto de la cota de la calle, lo que les aporta privacidad. Su pequeño tamaño nos deja sitio para más espacio común: una sala de estudios y juegos para las dos hijas. En la primera planta nos encontramos
con un espacio abierto y contiguo de cocina, salón (que vuela completamente sobre el espacio del patio), comedor y estudio, pudiéndose cerrar ese último mediante una gran puerta plegable. De este modo podemos segregar una especie de pequeño apartamento con su propio baño, apropiado para invitados. Este recorrido ascendente por la casa termina en una segunda terraza, sobre el salón, desde la que se disfruta de vistas más largas, ya que su cota está por encima del nivel de las edificaciones circundantes.
En el diseño exterior jugamos con una ambigüedad entre lo artificial y lo natural. Utilizamos un césped artificial en la rampa y las terrazas, una malla de camuflaje para tapar la medianera que se queda al descubierto, adoquines césped para el acceso rodado y creamos un pequeño jardín rodeado por la rampa con un árbol en su centro.
Se trata de una vivienda única, nacida de los requerimientos específicos de sus propietarios. Estos ya viven aquí desde hace casi un año y, según nos cuentan, cada día descubren nuevas facetas de su casa, nuevos rincones sin usar, sobre todo en los cambios que produce la luz natural a lo largo del año.