Arquitecto:Armando Cano Redondo - María José Muñoz Mora / Promotor:José Muñoz Montesinos / Colaborador:Cristina Ruiz Molina - David Navarro Moreno
La necesidad (y la obligación) de proteger de forma celosa las armas que, paradójicamente, hay que mostrar al cliente no representa otra cosa que una conciliación entre opuestos.
De manera curiosa estos opuestos han venido presentándose en el proyecto de manera continua:
¿Cómo mostrar un producto cuando la fachada ¿buena¿, comercialmente hablando, es ¿temible¿ en términos climáticos?
¿Cómo un negocio familiar, conservador, en torno a una actividad también muy conservadora puede admitir la aparición de un establecimiento que intente negociar con la modernidad, en cualquiera de sus acepciones?
El edificio es una respuesta y una consecuencia a estos opuestos, desde la planta a los alzados, desde el cromatismo, desde las texturas negro cofre metálico para almacenar armas y munición blanco elemento sólido¿, pero que flota, abierto mediante troneras, las aperturas de la fortaleza, donde se comercia, pero nunca con armamento, solo ropa, ornamento cinegético.