Premio a la permanencia de valores arquitectónicos
2015
AUDITORIO Y PALACIO DE CONGRESOS EL BATEL . Cartagena
Arquitecto/Autor:José Selgas y Lucía Cano / Promotor:Ayuntamiento de Cartagena / Constructor:DRAGADOS-INTERSA / Arquitecto técnico:Antonio Mármol, Marta Pérez, José B. Díez y Joaquín Cárceles
EL "B" Cartagena. España
Estar en un límite: "...a pleno sol (se alimenta de sol) o a la sombra (se alimenta de sombra) o en el límite de la sombra y el sol." H. Michaux
El "B", es esta larga construcción, cuerpo, que vive de la herencia, de la continuidad de tratamiento de un sitio: El puerto de Cartagena, que no es otra cosa que puerto de Cartagena, limite de una ciudad al mar. Todo allí le es propio, propio del puerto, de todo puerto queremos decir: la inmaculada rectitud de la línea del cantil (recto), el mar invariablemente calmo (plano), el artificialmente horizontal plano del muelle (plano), el cielo como fondo variable para este plano (plano sobre plano), todo basado en un artificio para representar lo más sencillo y por sencillo lo más natural, el plano más enormemente artificial que se equipara a lo más natural. El muelle de Alfonso XII tiene 1.000 metros, un kilómetro justo, y nosotros nos suponemos en la parte final. A todo lo largo existe una franja de 20 metros, paralela a la línea del cantil, respetada por las construcciones. Por esta franja se puede realizar el más agradable paseo de la ciudad, procesión diaria, siguiendo la inmutable línea del cantil. Y este paseo es lo que nosotros favorecemos, es lo que introducimos al interior del edificio, en una continuidad dimensional que parece excavar una playa artificial, pero que realmente es continuidad de historia, porque la antigua playa de El Batel se situaba exactamente allí, en el mismo sitio. Lo artificial es el puerto no la playa. Esta recuperada playa-rampa nos va sumergiendo lentamente por debajo de la línea del mar, con la presencia continua de la línea horizontal del muelle. Aquí ya no pertenecemos al exterior sino que nos pertenecemos a nosotros mismos, nosotros en movimiento, nosotros paseantes, y para nosotros trabajamos la escala de los 210 metros que nos han reservado como parcela. Trabajamos el contraste con la fachada exterior provocado por el corte en la cota cero del terreno, y nos seguimos sirviendo de la dictadura del muelle pero justo por oposición a ella. La hermosa monotonía ortogonal del puerto ya no la admitimos en el interior, la dureza del puerto ya no la admitimos al interior, sino que queremos algo completamente opuesto: translúcido, delicado, ligero, acuático, algo que tenga que ver con aquello que definía Luigi Nono como "espacio de música acuática". Cada elemento o detalle de este proyecto es otro proyecto en si mismo, pero como cada proyecto obedece a lo que le rodea, todos pertenecen por tanto a una globalidad, no buscada, sino deducida, que es la que forma el carácter del "B". Todo material, tanto el aluminio como el plástico, se ha fabricado por extrusión con 1 sola sección de pieza extruida, que en sus variaciones de colocación y color aparecen como múltiples piezas. Se colocan siempre paralelas al cantil para acentuar la idea de horizontalidad, para conseguir un rectángulo todavía más largo y tendido de lo que ya es, pero extruido como un churro sólo en su escala cercana, porque en su conjunto parece el resultado de la acumulación de distintos elementos, apilados ordenadamente en el puerto. Memoria de un uso. Es este un cuerpo muy falso al exterior y muy falso al interior, uno como antagónico del otro, tanto como esas personas que aparentan ser muy tranquilas y realmente están paralizadas por el continuo movimiento interior de su sistema nervioso; antagonismo que se manifiesta claramente en la convivencia entre planta baja y alta que es un perfecto ejemplo de anacoluto: No hay concordancia entre ellas. Su única relación es que ambas viven del puerto. Porque, insistimos, todo el proyecto vive de la idea y la memoria de lo que es un puerto, de lo que allí sucede y de lo que allí sucedía.