El diseño del local, que intenta albergar más servicios que los propios de una farmacia, basa su ergonomía en la ambigüedad establecida entre dos conceptos:
Lugares, de acceso restringido y acceso libre, y delimitador (público / privado), los cuales conforman un potente espacio de cualidades y ambientes diferentes prevaleciendo la intención de caracterización y no delimitación.
Dicha ambigüedad la construye una membrana de acero perforado y policarbonato que fluctúa espacialmente, en su interior acoge la zona central y pública de la farmacia, venta, mostradores, y paradójicamente, en su perímetro los espacios privados como laboratorio, oficina, despacho, gabinete de belleza, etc.
Esta ¿vuelta de calcetín¿ es debida al gran tamaño del local, 400 m2, y el despliegue de fachadas (tres de los cuatro laterales). Se trata por tanto de realizar una farmacia que varía el modelo de bandas tradicional (escaparates / público / mostrador / rebotica / almacén) a otro concéntrico con la mayor parte del producto expuesto, sin aparentar un supermercado de barrio.
La membrana metálica, a su vez, se rompe estratégicamente con visuales cruzadas que relacionan diferentes zonas interiores y exteriores al local, dando además como resultado una nueva concepción de escaparatismo y exhibición. La densidad de programa es coherente con la densidad espacial, visual y material, creando un todo complejo y de múltiples relaciones.
Entorno al funcionamiento de la farmacia propiamente dicha (espacio central) se distribuyen diversos mobiliarios (herboristería, perfumería y zona de niños), todo ello ¿limitado¿ por la membrana (cara de chapa perforada).
Al otro lado (cara realizada en policarbonato minionda), repartidos en el espacio perimetral y conformando fachada, se sitúan los escaparates, gabinete de belleza, despacho, oficina , aseo público, trastienda y laboratorio, que jugando con los diferentes niveles de transparencia de los vidrios de fachada configuran un ambiente fluctuante y sorprendente.
El espacio perimetral se cierra acústicamente de la sala de ventas mediante una superficie conoidal de policarbonato celular traslúcido que une dos geometrías diferentes, la serpenteante de la membrana y la ortogonal de la fachada.
Además, en el espacio posterior (medianera) se sitúa el almacén principal, aseos, vestuario, sala de máquinas, cuarto de instalaciones así como el vestíbulo para carga y descarga.
Finalmente habría que destacar un cuarto espacio, el propio que genera el plano de la membrana (espacio de membrana), y que soporta instalaciones, estanterías, bancos, etc¿ con deformaciones de espesor y sección vertical para acoger diferentes sistemas energéticos.
El campo de trabajo ha sido amplio: desde la arquitectura a la mercadotecnia pasando por el mobiliario, la gráfica, escaparates¿. Como un proceso único, interrelacional y participativo.