Premio a la labor profesional
SALVADOR MORENO PÉREZ .
Arquitecto:SALVADOR MORENO PÉREZ
PREMIO A LA LABOR PROFESIONAL
En este sentido, el COAMU, propone al arquitecto Salvador Moreno Pérez, después de cincuenta años de carrera profesional.
La propuesta se fundamenta en la puesta en valor del arquitecto como un agente involucrado en la mejora de la sociedad y la calidad de vida de los ciudadanos, entendiendo el papel del arquitecto y por tanto de la arquitectura como un valor añadido fundamental.
Salvador Moreno, representa para nuestro colectivo, un pilar fundamental en la construcción de un perfil de profesional atento al desarrollo del oficio y la materialización cercana de la vida de la gente. El arquitecto preocupado por la pequeña escala que mejora sustancialmente la calidad del paisaje tanto urbano como doméstico en el que desarrollamos el día a día.
Su vida profesional, forjada en origen en el ámbito familiar en la cultura de la maestría en la ejecución de la obra, ha adquirido distintas vertientes y campos de trabajo, que lo convierten en un perfil transversal y global.
Arquitecto de su pueblo, de Jumilla, y por tanto arquitecto de sus gentes; arquitecto al servicio de la administración pública a todos los niveles, tanto en el ámbito local, autonómico como estatal; arquitecto colaborador de otro compañeros en proyecto y obras en equipo; arquitecto reflexivo e interesado por la cultura más allá de la disciplina; y arquitecto poeta, o viceversa.
Ha trabajado mano a mano con sus amigos, los artesanos locales. Sus obras presumen de los buenos oficios. Una mirada inocente sobre las mismas adivinan, por ejemplo, un interés por el despiece de la piedra en las cuidadas fachadas de los edificios residenciales o un cuidado por la cerrajería, sus formas y geometrías de barandillas y zaguanes.
Su perfil de arquitecto como gestor del buen hacer, le llevó a involucrar, cada vez que ha podido, a otras artes en el proceso arquitectónico. Son conocidas sus obras que integran a la escultura y la pintura, de forma extraordinaria, como complementos de los espacios, llevando a la obra a escalas no habituales en el proceso del artista. Este proceso, tejiendo cultura y espacio, ha propiciado un legado de extraordinario valor en la calidad del paisaje urbano y espacios colectivos.
Su humildad y discreción lo han convertido en un perfil silencioso, siempre presente pero sin hacerse presente. Ha ayudado a nuevas generaciones de arquitectos, a sus hijos y amigos, a ver la arquitectura como un bien de interés público, superando las fronteras ortodoxas del ejercicio de la profesión. Enseñando que en todo hay arquitectura, demostrando que es una forma de ver el mundo. Su persistente inquietud por las cosas permite percibir en él el bagaje de una trayectoria fructífera y rica, en formación y aprendizaje.
Su obra se reparte en diversos ámbitos de la Región con especial hincapié en Jumilla. Arquitecto de obras de gran relevancia social como la Facultad de Económicas de la Universidad de Murcia; su curriculum profesional no entiende de escalas. Siempre hay oportunidad para la arquitectura. Habla con especial cariño, desde un panteón familiar al balcón del ayuntamiento de su pueblo. Su obra, para la gente.
Cabe destacar la vital importancia que supuso su empuje y concepción de estos premios de arquitectura. Junto a José Alberto Saenz de Haro, inventaron y concibieron estos galardones, que cumplen su vigésima edición, y que ahora, merecidamente, lo premian y homenajean.
Desde el COAMU, tenemos la firme convicción que la lección de Salvador Moreno, arquitecto, sirve de cimiento para formar una mejor profesión, y por tanto una mejor sociedad.
Según las bases de los XX Premios de Arquitectura de la Región de Murcia, el premio a la labor profesional supone el "reconocimiento a la meritoria trayectoria personal y profesional a favor de la arquitectura que lo otorgará el jurado en base a la propuesta formulada por el Colegio Oficial de Arquitectos de la Región de Murcia" .
En este sentido, el COAMU, propone al arquitecto Salvador Moreno Pérez, después de cincuenta años de carrera profesional.
La propuesta se fundamenta en la puesta en valor del arquitecto como un agente involucrado en la mejora de la sociedad y la calidad de vida de los ciudadanos, entendiendo el papel del arquitecto y por tanto de la arquitectura como un valor añadido fundamental.
Salvador Moreno, representa para nuestro colectivo, un pilar fundamental en la construcción de un perfil de profesional atento al desarrollo del oficio y la materialización cercana de la vida de la gente. El arquitecto preocupado por la pequeña escala que mejora sustancialmente la calidad del paisaje tanto urbano como doméstico en el que desarrollamos el día a día.
Su vida profesional, forjada en origen en el ámbito familiar en la cultura de la maestría en la ejecución de la obra, ha adquirido distintas vertientes y campos de trabajo, que lo convierten en un perfil transversal y global.
Arquitecto de su pueblo, de Jumilla, y por tanto arquitecto de sus gentes; arquitecto al servicio de la administración pública a todos los niveles, tanto en el ámbito local, autonómico como estatal; arquitecto colaborador de otro compañeros en proyecto y obras en equipo; arquitecto reflexivo e interesado por la cultura más allá de la disciplina; y arquitecto poeta, o viceversa.
Ha trabajado mano a mano con sus amigos, los artesanos locales. Sus obras presumen de los buenos oficios. Una mirada inocente sobre las mismas adivinan, por ejemplo, un interés por el despiece de la piedra en las cuidadas fachadas de los edificios residenciales o un cuidado por la cerrajería, sus formas y geometrías de barandillas y zaguanes.
Su perfil de arquitecto como gestor del buen hacer, le llevó a involucrar, cada vez que ha podido, a otras artes en el proceso arquitectónico. Son conocidas sus obras que integran a la escultura y la pintura, de forma extraordinaria, como complementos de los espacios, llevando a la obra a escalas no habituales en el proceso del artista. Este proceso, tejiendo cultura y espacio, ha propiciado un legado de extraordinario valor en la calidad del paisaje urbano y espacios colectivos.
Su humildad y discreción lo han convertido en un perfil silencioso, siempre presente pero sin hacerse presente. Ha ayudado a nuevas generaciones de arquitectos, a sus hijos y amigos, a ver la arquitectura como un bien de interés público, superando las fronteras ortodoxas del ejercicio de la profesión. Enseñando que en todo hay arquitectura, demostrando que es una forma de ver el mundo. Su persistente inquietud por las cosas permite percibir en él el bagaje de una trayectoria fructífera y rica, en formación y aprendizaje.
Su obra se reparte en diversos ámbitos de la Región con especial hincapié en Jumilla. Arquitecto de obras de gran relevancia social como la Facultad de Económicas de la Universidad de Murcia; su curriculum profesional no entiende de escalas. Siempre hay oportunidad para la arquitectura. Habla con especial cariño, desde un panteón familiar al balcón del ayuntamiento de su pueblo. Su obra, para la gente.
Cabe destacar la vital importancia que supuso su empuje y concepción de estos premios de arquitectura. Junto a José Alberto Saenz de Haro, inventaron y concibieron estos galardones, que cumplen su vigésima edición, y que ahora, merecidamente, lo premian y homenajean.
Desde el COAMU, tenemos la firme convicción que la lección de Salvador Moreno, arquitecto, sirve de cimiento para formar una mejor profesión, y por tanto una mejor sociedad.