Premio Nueva Edificación 2019
EL ESPESOR DEL VACÍO. CAPILLA FUNERARIA. PANTEÓN FAMILIAR . LOBOSILLO (MURCIA)
descripcion fotos
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Arquitecto:Pedro García Martínez

El Espesor del Vacío

Capilla Funeraria. Panteón Familiar.


"¿Por qué me preguntas por mi linaje? Cual la generación de las hojas, tal es también la de los hombres: las hojas, unas las echa el viento a tierra, mas otras hace nacer el bosque reverdeciente al llegar la estación de la primavera. Así la generación de los hombres, una nace, mas otra termina"

Homero: La Ilíada. Canto VI.



Dar sepultura a los miembros más cercanos del clan familiar y reunirse posteriormente para invocar su memoria responde a un primitivo ritual, a una necesidad ancestral que sin embargo, permanece vigente en muchas culturas.

Parece apropiado que la construcción del receptáculo espacial que aloje esta liturgia se base, por tanto, en la consideración de dos elementos que son igualmente ancestrales para la arquitectura: la luz y la gravedad.

La luz, de velocidad inaprensible, es considerada reflejo de lo divino, de lo eterno o de lo ideal.

Por el contrario, la inexorable acción de la gravedad evoca el paso del tiempo, lo terrenal.

Ambos conceptos se emplean para moldear la materia que compone el edificio. Estableciendo un matizado diálogo que se desarrolla verticalmente.

Ubicado en un contexto rural, hoy incesantemente surcado por el cauce de una autovía y marcado por la imponente presencia de grandes edificios industriales, el mausoleo se descubre como un volumen contundente, puntualmente perforado que guarda en su interior el recuerdo de pasados afectos.

Construido con los mismos materiales que pueblan el industrial entorno, pero tratados con la precisión adecuada, la parte superior del panteón tersa y abstracta, simula apoyarse sobre otra más áspera y terrenal, marcada por la huella de rugosa de la madera, un material que un día estuvo vivo.

En el interior éste diálogo vertical también resuena. Rotundas placas de hormigón armado, de definida geometría, descienden de la cubierta para quedar suspendidas a un metro del suelo. La luz se filtra entre sus huecos y se proyecta en sus matizadas superficies, generando un espacio que invoca la cúpula celeste.

Una amplia puerta, un conjunto de bancos abatibles y una reducida escalera constituyen los tres elementos que terminan de adaptar la estructura a la liturgia. El primero acogerá, llegado el momento, la aproximación de la procesión fúnebre, generando el umbral apropiado. El segundo evita que la trayectoria de dicho cortejo interfiera con el espacio de requerida pausa que precisa una posterior visita al panteón. Finalmente, el tercero conecta las dos plantas que el edificio hereda de su antecesor. El cual, fundado hace casi un siglo, se amplía ahora de la única manera que le es posible, permutando superficie por espacio. El objetivo: prepararlo para seguir conservando recuerdos y para alojar aquellos que están por venir, aquellos que pertenecerán a los miembros de nuevas generaciones que renuncian a abandonar el vínculo que sus antecesores establecieron con este lugar.