APRENDIENDO DE LA VIVIENDA TRADICIONAL
(Proyecto autofinanciado)
Rehabilitación de una casa de 100 años en el barrio de Santa Lucía (Cartagena), tradicionalmente vinculado al mar. Con estas premisas, lo interesante surge de una actualización que supone la puesta en valor de sistemas constructivos ya olvidados y la mejora de la vinculación interior-exterior, aprovechando el clima Mediterráneo y el soleamiento. Evitando con ello una sucesión de microespacios compartimentados, tan oscuros y alejados de las necesidades actuales.
_Espacialidad
Al tratarse de una vivienda entre medianeras, de bastante fondo y extremadamente estrecha, con una de las habitaciones carente de ventilación e iluminación directas, se plantea abrirlo todo y crear un único espacio semicerrado, el baño, que aparece como un cubo que viene a romper y separar lo público de lo privado. Más allá de eso, será el propio escalonamiento en planta de la vivienda, el que sirva para zonificar los diversos usos.
El baño, manteniendo su posición original y la parte de altillo, actualmente abierta, otorga ligereza a la actuación y mejora la iluminación del dormitorio. Dado lo reducido de sus dimensiones, se saca el lavabo fuera y se eleva la zona del wc y la ducha para poder intercambiarlos con respecto a la organización original. Separándolos simplemente con un vidrio mate y dotándolos de una única puerta corredera.
_Materialidad
El reto consiste en conservar los elementos tradicionales y dejarlos vistos en la medida que estos lo permitan. Se potencia la singularidad de la vivienda, destacando sistemas antiguos como el uso de colañas (vigas) de madera, separadas unos 25 cm y combinadas con ladrillo colocado a 45°, que conforma los forjados. Debido a que ambos nunca estuvieron pensados para salir a la luz y al tono oscuro e irregular que presentan, se opta por tratar las vigas y pintar todo de blanco, integrándolo en el conjunto y aportando luminosidad a un espacio que, de otra manera, generaría una sensación de mayor opresión, junto con lo colorido del pavimento.
Respecto al suelo, se conservan las baldosas hidráulicas en las zonas más públicas y se cubren con microcemento gris las partes que están en peor estado. Se retiran algunas piezas del mirador, para reponer zonas de antiguos tabiques y este se recubre con microcemento también.
Debido a la delgadez de los muros portantes, se opta por dejar visto un tramo de la instalación eléctrica. Esta no trata de camuflarse u ocultarse, sino que se trata como un ornamento más.
Como hilo conductor, en el mobiliario se emplea tablero marino lacado mate, haciendo un guiño a la ubicación de la vivienda. La cocina, tan próxima al acceso, se diseña para dar la bienvenida, a la vez que se separa ligeramente con un frente veteado.
Conscientemente se busca el uso de materiales naturales, así como la reutilización de lo existente, para crear una intervención mínima y sostenible, que equilibre lo reducido de la arquitectura actual, con la calidez de la madera o la presencia en la memoria colectiva de los elementos más castizos.